23 de enero de 2013

Crea tu identidad corporativa.



Los 3 pilares de la identidad corporativa

El secreto de Ideograma está en encontrar buenas ideas o identidades corporativas adecuadas. Para ello se basa en tres pilares, los cuales deben estar alineados. Se trata de las respuestas a las siguientes preguntas:

• ¿Cómo me llamo?
• ¿Cómo soy?
• ¿Cómo quiero ser recordado?

Que generan en ese mismo orden:
• El nombre
• La personalidad
• El posicionamiento
El nombre es la base de todo. No hay que olvidar que éste condiciona. “¿Qué le decimos a un cliente que tiene un mal nombre? Cámbialo”, comenta el experto.

En segundo lugar, la personalidad de la empresa puede ser agresiva, pasiva, conservadora, etc. De modo que no sólo el nombre de una organización, sino también cómo es ésta, determina lo que proyecta. No hay que olvidar que aunque el objetivo es ser distinguible no se trata de serlo a toda costa. Evita acciones de comunicación que a la larga afecten a tu marca o al prestigio de tu negocio.

Finalmente, el posicionamiento hace referencia al nicho de mercado que se busca ocupar. Para ello, hay que elegir lo que uno saldrá a decirle al público meta.
Así, las compañías pueden definir qué es lo que las distingue (más allá de los lugares comunes como servicio y calidad) y basar su identidad y comunicación en ese aspecto. En el caso de esta consultora, la respuesta es: buenas ideas.

La identidad de una empresa se pone a prueba en cada interacción con el cliente y en la medida en que es consistente, congruente y creativa se facilita que haya un clic entre ambas partes.

Lo anterior aplica para todo tipo de firmas, ya sea una multinacional o un pequeño proveedor de soluciones de software. No importa si ofrece productos o servicios. Lo que cambia son los medios que cada una utiliza para llegar a sus respectivas audiencias. De hecho, es más fácil que una empresa de menor tamaño controle su identidad a que lo haga una gran compañía, ya que esta última maneja decenas de productos e invierte millones de pesos en publicidad.

Cuidado con el logotipo

La identidad puede ser simple, pero tiene que ser coherente. En el mercado atendido por Ideograma existe un entorno donde priva la creencia de que el logotipo lo resuelve todo. El cliente con este perfil normalmente busca asesoría sólo para que le diseñen este elemento.

Según Palau, un logo ni siquiera es una cuestión esencial. Y predica con el ejemplo, pues Ideograma carece de uno. Su identidad visual está conformada en todo caso por varios elementos: figuras de animales hechas con globos que varían de acuerdo al caso. Un perro para dar la bienvenida; un canguro como membrete; un elefante en la intranet; un mosquito en las facturas; un colibrí en las tarjetas de presentación. Y la lista se extiende a caballos, abejas, mariposas, etc.

Eso sí, “somos muy estrictos en la consistencia”, afirma el experto. “Todos son verdes, todos son globos, todos son animales y todos están vinculados a una razón específica”.

El logo, en todo caso, debe entenderse como un resumen ejecutivo(visualmente hablando) de la organización. En otras palabras, para bien y para mal es la suma de todo lo que representa una marca en la cabeza de un consumidor, un cliente o incluso un posible inversionista.

Pero no es la panacea. Es un error común atribuirle al logotipo el éxito de algunas compañías. “En realidad, esto depende de todo lo que una empresa hace. Por lo tanto, invertir en el logo es lo de menos”, asegura Palau.

Conócete antes de comunicar

En realidad, para Ideograma ha sido más importante determinar las audiencias a las que una marca dirigirá su identidad que forzar las neuronas para idear el logotipo perfecto.

Tratándose de un proyecto de identidad corporativa, la firma consultora define públicos meta en lugar de clientes. De éstos, la principal es la gente que labora en el negocio, sin importar el número. Otras audiencias son los competidores, los clientes –actuales, probables y antiguos– e incluso inversionistas y socios potenciales.

Si una compañía le habla adecuada y consistentemente al mercado en general y a la opinión pública, entonces tiene una identidad cohesiva. “Lo que permite ser reconocido con mayor facilidad”, explica Palau. Y asegura que establecer una identidad que funcione y trascienda en el tiempo requiere una gran labor de profundización.

No es lo mismo la identidad de una gran marca de consumo masivo como Bimbo o Coca-Cola que la de un proveedor, cuyo nombre rara vez se muestra en un anuncio publicitario. Ni la manera en que la comunican. Pero las preguntas a partir de las cuales establecen su identidad corporativa y los beneficios de tener una que resulte adecuada, sí aplican para todas.

Con su internacionalización a Canadá, de la mano de TechBA  –una aceleradora de negocios–, Ideograma es ejemplo de saber lo que se puede ofrecer y lo que se quiere hacer. Pero en todos los casos esto requiere un proceso de introspección que toma tiempo y que debe vencer las resistencias al cambio.

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